lunes, 20 de abril de 2015

El papel de la familia en el envejecimiento activo

El papel de la familia en el envejecimiento activo.


El ‘sentirse necesario ‘es uno de los predictores de longevidad. En la mayor parte de estudios longitudinales las personas mayores que se sienten necesitadas por los suyos suelen vivir más y mejor. Tratar de mantener nuestras relaciones familiares y sociales con un óptimo nivel de satisfacción en el que cada miembro de la familia sienta que todos colaboran en un bienestar común es un objetivo importante para obtener un envejecimiento satisfactorio. Existe una falsa idea, a saber, que es la gente mayor la que recibe el cuidado de la familia. Ello es parcialmente cierto y ocurre, sobre todo, en las personas mayores con serios problemas de salud. Sin embargo, son las personas mayores las que, en mayor proporción, las que son cuidadoras de los
otros miembros de la familia. En un estudio reciente se pone de relieve que el 20% de las mujeres y el 13% de los hombres mayores cuidan a otros adultos y que el 40%, tanto de hombres como de mujeres mayores cuidan a niños (a sus nietos). En definitiva, en nuestro País, a lo largo de la vida, existe un claro intercambio de cuidados cuyo centro está en la familia y cuyo motor radica en estrechas relaciones afectivas.
Envejecer supone siempre un declive físico para las personas, pero también un crecimiento en cultura y en valores humanos, en sensibilidad y comprensión. Estas cualidades son las que queremos transmitir a las nuevas generaciones, al mismo tiempo que aprender de ellas todos aquellos conocimientos y vivencias que no estuvieron a nuestro alcance en épocas anteriores y que nos conducirán a integrarnos más fácilmente en esta nueva sociedad. En definitiva, hablar de envejecimiento activo obliga a hablar de relaciones entre generaciones, dentro y fuera del ámbito familiar.
Las relaciones intergeneracionales en el entorno familiar Necesariamente tiene que ser dentro de la familia donde deben comenzar las relaciones intergeneracionales para que, a través del diálogo de padres, abuelos e hijos, se pueda paliar el impacto profundo que conlleva el cambio generacional. La familia debe ser el primer crisol de formación para inculcar valores, transmitir buenos hábitos, hacer buenos ciudadanos y, en definitiva, formar seres humanos. De estas relaciones las que más interés han despertado son las de los abuelos con sus nietos con todas sus posibilidades: relación con abuelos maternos o paternos, abuelos con hijos separados, abuelos cuidadores, abuelos custodios, abuelos itinerantes, etc.
Las relaciones abuelos-nietos
Los cuidados a nietos son mencionados por abuelos y abuelas como una forma de sentirse útil,
de enriquecimiento y de mejora, e incluso un medio para (re)descubrir nuevas capacidades.
Según datos recientes, la proporción de abuelos españoles que cuida de sus nietos es uno de
cada cuatro (el 22,07%) la mitad de los abuelos cuidan a sus nietos casi todos los días y el 45%

casi todas las semanas.

Video:


Bibliografía

Serrano, D. J. (29 de Abril de 2013). The family watch. Recuperado el 20 de Abril de 2015, de The Family Watch: http://www.thefamilywatch.org/Informe20132.pdf


lunes, 13 de abril de 2015

Activación Física.

La actividad física en los adultos mayores


Niveles recomendados de actividad física para la salud de 65 años en adelante
Para los adultos de este grupo de edades, la actividad física consiste en actividades recreativas o de ocio, desplazamientos (por ejemplo, paseos caminando o en bicicleta), actividades ocupacionales (cuando la persona todavía desempeña actividad laboral), tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados en el contexto de las actividades diarias, familiares y comunitarias.
Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y funcional, y de reducir el riesgo de ENT, depresión y deterioro cognitivo, se recomienda que:


1.     los adultos de 65 en adelante dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
2.     la actividad se practicará en sesiones de 10 minutos, como mínimo.

3.     que, a fin de obtener mayores beneficios para la salud, los adultos de este grupo de edades dediquen hasta 300 minutos semanales a la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien 150 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa, o una combinación equivalente de actividad moderada y vigorosa.
4.     que los adultos de este grupo de edades con movilidad reducida realicen actividades físicas para mejorar su equilibrio e impedir las caídas, tres días o más a la semana.
5.     se realizen actividades que fortalezcan los principales grupos de músculos dos o más días a la semana.
6.     Cuando los adultos de mayor edad no puedan realizar la actividad física recomendada debido a su estado de salud, se mantendrán físicamente activos en la medida en que se lo permita su estado.
Actividad física para todos
Estas directrices son válidas para todos los adultos sanos de más de 65 años. También se aplican a las personas de esas edades con ENT crónicas. Las personas con determinados problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares y diabetes, pueden tener que tomar más precauciones y consultar al médico antes de intentar alcanzar los niveles recomendados de actividad física para los adultos mayores.
Los adultos mayores puede acumular el total de 150 minutos semanales de diversas maneras.
El concepto de acumulación hace referencia a la meta de totalizar 150 minutos de actividad a base de intervalos de al menos 10 minutos cada uno a lo largo de la semana, por ejemplo realizando 30 minutos de actividad de intensidad moderada cinco veces a la semana.
Estas recomendaciones son válidas para todos los adultos mayores, independientemente de su sexo, raza, origen étnico o nivel de ingresos.
Las recomendaciones son extensivas a los adultos mayores con discapacidad, siempre y cuando se adapten a cada persona en función de su capacidad de ejercicio, de sus limitaciones y de los riesgos específicos para su salud.
Los adultos mayores inactivos o con enfermedades limitantes verán mejorada también su salud en alguna medida si pasan de la categoría "sin actividad" a la de "cierto nivel" de actividad. Los adultos mayores que no siguen las recomendaciones de realización de actividad física deberían intentar aumentar la duración, la frecuencia y, finalmente, la intensidad como meta para cumplirlas.


Efectos beneficiosos de la actividad física en los adultos mayores
En general, la evidencia disponible demuestra de forma contundente que, en comparación con los adultos mayores menos activos, hombres y mujeres, las personas mayores físicamente activas:
·         presentan menores tasas de mortalidad por todas las causas, cardiopatía coronaria, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2, cáncer de colon y de mama, y depresión, un mejor funcionamiento de sus sistemas cardiorrespiratorio y muscular, y una mejor masa y composición corporal.
·         tienen un perfil de biomarcadores más favorable para la prevención de las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2 y la mejora de la salud ósea, y

·         presentan una mayor salud funcional, un menor riesgo de caídas, unas funciones cognitivas mejor conservadas, y un menor riesgo de limitaciones funcionales moderadas y graves.

   Video:
   

    Bibliografía.
   OMS. (2015). OMS. Recuperado el 13 de 04 de 2015, de http://www.who.int: http://www.who.int/dietphysicalactivity/factsheet_olderadults/es/

lunes, 6 de abril de 2015

Derechos humanos de las personas de la tercera edad

Derechos humanos de las personas de la tercera edad.



Las personas que cuentan con más de 60 años de edad, al igual que todos, tienen una serie de derechos que ejercitar y deberes y responsabilidades que cumplir.

Derecho a una vida digna. Hacia ese propósito superior, debe orientarse la acción del Estado y de los organismos interesados para lograr un mejoramiento integral de las condiciones existenciales de este grupo vulnerable. Para ello, es necesario que el Estado y los organismos privados unifiquen esfuerzos para brindar atención a quienes enfrentan serias dificultades para sobrevivir.

Derecho al respeto social. Así como al Estado se le puede y se le debe exigir una atención mayor y efectiva por y para el sector de edad avanzada, también la sociedad tiene el deber moral y social de procurar una actitud de respeto a la investidura anciana.

Derecho a la salud. Partiendo de la garantía constitucional de que toda persona tiene derecho a la protección de la salud, podemos entender que el precepto abarca tanto salud física, como la psíquica, siendo éste uno de los más importantes. Aún cuando el anciano no sea derechohabiente del IMSS o ISSSTE, puede solicitar atención médica, a cambio de la cuál pagará de acuerdo a sus posibilidades económicas.

Derecho a los alimentos. Los alimentos comprenden vestido, comida, vivienda y asistencia médica en caso de enfermedad, conjuntamente con el derecho a la salud, el derecho de los alimentos es una prioridad para los adultos mayores, que de cumplirse les asegura una vida digna.
Derecho a la seguridad social. La seguridad social comprende una serie de prerrogativas que son, entre otras, atención médica, apoyo neuropsiquiátrico, diversas prestaciones por concepto de vejez o cesantía en edad avanzada, apoyo para la rehabilitación física, fondos de retiro, etc. Para ser acreedor a este derecho, es necesario que el anciano haya cotizado y cubierto los requisitos que las leyes establecen.

Derecho al transporte y a la vialidad. Dentro del grupo de ancianos hay un buen número de ellos que por alguna discapacidad tienen dificultad de transitar por la vía pública, por lo que es necesario, entre otras cosas, la construcción o adecuación de rampas en las banquetas, así como la exclusividad de asientos en el transporte público.

Derecho a la justicia. En los tribunales, órganos y oficinas gubernamentales, debe dárseles una atención y un tratamiento especial. Escucharlos con paciencia en el planteamiento de sus problemas o necesidades.


Derecho de asociación. Este derecho representa un mecanismo legal para que la clase selecta luche por alcanzar el status socioeconómico, cultural y político que merecen, agruparse es la mejor manera de plantear las demandas sociales del sector y obtener buena parte de los beneficios que procuran, de otro modo el aislamiento y la apatía, retardarán o impedirán su consecución.

Otros derechos:

A trabajar y hacer uso de otras oportunidades de generación de ingresos sin barreras basadas en la edad.

A jubilarse y participar en la determinación del momento y la forma en que han de retirarse de la fuerza de trabajo.

A tener acceso a los programas educativos y de capacitación.

A vivir en ambientes seguros.

A residir en su propio hogar.

A seguir integradas a la sociedad y a participar activamente en ella, que se considere su opinión en el proceso de desarrollo, en la formulación y aplicación de políticas públicas que afecten directamente su bienestar.

A compartir sus conocimientos, valores, experiencias y capacidades con las generaciones jóvenes.

A tratar de encontrar y desarrollar oportunidades para prestar servicios a la comunidad y servir como voluntarios en cargos apropiados a sus intereses y capacidades.

A disfrutar niveles apropiados de atención en instituciones que les provean protección, rehabilitación y estímulo social y mental, en un ambiente humano y seguro.

A ejercer sus derechos humanos y sus libertades fundamentales cuando residan en albergues, de atención o tratamiento, con absoluto respeto a su dignidad, creencias, necesidades y su vida privada.

A cultivar amistades o relaciones amorosas.

A tener acceso a los recursos educacionales, culturales, espirituales y recreativos.

A ser tratados con equidad cualesquiera que sean su edad, sexo, orígenes raciales o étnicos, impedimentos o situación de cualquier tipo, y a ser valoradas, independientemente de sus aportaciones económicas.

A tomar sus propias decisiones en materia de salud incluido el derecho a morir con dignidad, aceptando o rechazando tratamientos encaminados a prolongarles la vida.

Responsabilidades:

Permanecer activas, capaces, confiadas en el esfuerzo propio y útiles.

Aprender y aplicar principios sanos de salud física y mental a su propia vida.

Aprovechar los programas de alfabetización que se les ofrezca.

Hacer planes y prepararse para la vejez y la jubilación.

Actualizar sus conocimientos y aptitudes, según fuera necesario, a fin de aumentar sus posibilidades de obtener empleo si desearan participar en la fuerza laboral.

Ser flexibles, junto con los demás miembros de la familia, en lo que se refiere a ajustarse a las demandas de las relaciones cambiantes.

Compartir sus conocimientos, aptitudes, experiencias y valores con las generaciones más jóvenes.

Participar en la vida cívica de su sociedad.

Buscar y desarrollar posibles formas de prestación de servicios a la comunidad.

Adoptar decisiones con elementos de juicio acerca de la atención de su salud e informar a su médico y familiares sobre el tipo de atención que desean recibir en caso de sufrir una enfermedad incurable.

Población de la tercera edad en México (2008-2010)

Video:


Bibliografía:

Eloina C. Quetzaly G. Eduardo M. Fernanda S.